Ese lugar en el que se reúnen personas de todas las clases sociales, de todas las tendencias políticas, de todas las edades y condiciones.
Es curioso que esos lugares sean frecuentados por prácticamente todas las personas, y, a su vez, es bonito, ya que son lugares de encuentro donde compartiendo una cañita y un cigarrillo se cuentan las alegrías y las penas de los allí presentes.
Escribo este artículo para refrendar ese espíritu, el de los amigos que van a un bar a tomarse su cafetito y a pasar, bajo mi humilde punto de vista, esos pequeños momentos que no se aprecian a primera vista, pero que son los más estimulantes del día.
Me quiero referir en especial a los locales a los que acuden desde los señores de 80 años a tomarse su vinito mientras leen el diario, hasta las pandillas de chavales de 15 años que van a pasar un buen rato con sus amigos.
¿A quién no le gustan esos locales? Yo no conozco a nadie….
Simplemente decir: “ante la crisis, ¡que vivan los bares!”
David Sancho Varona
6 de enero de 2009
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