15 de enero de 2009

El verdadero respeto

Durante la evangelización en el lejano Japón, un misionero fue hecho prisionero por un grupo de samuráis.

- Si quieres continuar vivo, mañana tendrás que pisar la imagen de Cristo frente a todo el mundo –dijeron los guerreros.

El misionero se fue a dormir sin albergar dudas en su corazón: nunca cometería semejante sacrilegio, y estaba preparado para el martirio.

Despertó en mitad de la noche y, al levantarse de la cama, tropezó con un hombre que estaba durmiendo en el suelo. A punto estuvo de caer de espaldas de la sorpresa: ¡Era Jesucristo en persona!

- Ahora que ya me has pisado en carne y hueso, ve ahí fuera y pisa mi imagen –dijo Jesús–. Porque luchar por una idea es mucho más importante que la vanidad de un sacrificio.


Paulo Coelho

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