5 de enero de 2009

EUROPEÍSMO AVASALLADOR

“Plan Bolonia, ¿qué será eso?” Comentario estúpido a estas alturas. Pero en realidad no tengo ni idea de lo que implicará, no en su totalidad. Muchos días pensé en ir a la biblioteca universitaria y comprobarlo por mí mismo. Craso error no hacerlo. Ahora, más desinformado que nunca, aunque las cosas malas malas y las buenas buenas parece que resuenan como el eco por todas partes, me pregunto acerca de por qué no me he preocupado en protestar -si es que estaba en desacuerdo, que creo que lo estaría- con mis compañeros. Siento que me he defraudado a mí mismo. El mundo se va por el sumidero y no soy capaz de hacer nada... Bajo mi pusilánime actitud subyace un derrotismo salvable, sin embargo me encuentro demasiado desmotivado, apático, por costumbre, en los asuntos institucionales. Nunca la educación estuvo en manos de los estudiantes, y no creo que lo esté, ni ahora ni nunca. Es así, la gerontocracia no funciona (es broma). La lucha no creo que sirva de nada mientras sólo sean estudiantes los que la apoyen; quizá si catedráticos, rectores, profesores... elevasen sus voces... Pero parece que les a comido la lengua el gato: demasiado sibilino, opaco y desconcertante es todo. Siguiendo por otros derroteros afines, creo que todo esto viene de ese tan grave europeísmo que absorve a nuestros gobernantes. No se puede “estipular” la aplicación de una ley sin tener en cuenta a quién y dónde va dirigida. Y es lo que ocurre, que no somos capaces de inferir correctamente, “ni siquiera los políticos”, y todo se convierte en despropósitos. La educación es un derecho, no una obligación; aunque las implique.

D.C.O.

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