26 de febrero de 2009

TEATRO Y +


ANTóN PávLOVICH CHéJOV

No tenía muy claro de que quería hablar en esta pequeña sección, estuve pensando si hablar sobre obras, sobre personajes, sobre novedades del teatro o sobre autores.

Al final decidí hablar sobre lo que me toca de cerca y me decante por acercaros un poco a la obra literaria de A. P. Chéjov, ya que tengo el honor de estar trabajando sobre sus obras teatrales y metiéndome en la piel de sus personajes.


Este ruso de finales del siglo XIX y principios del siglo XX fue, junto a Konstantín Stanislausky (director del teatro del arte de Moscú), un renovador del teatro tal y como hoy lo conocemos y uno de los más representados.

Él comenzó a adquirir fama como cuentista, publicó relatos breves para ganar algo de dinero mientras estudiaba medicina, carrera que abandonó al adquirir suficiente fama como escritor. Es recordado como uno de los grandes escritores de cuentos del siglo XX y como recomendación leed “la dama y el perrito” uno de esos famosos relatos sobre la vida rusa. Porque si algo hizo este autor, es hablar sobre la realidad de su tiempo, desde un punto de vista bastante humorístico y adelantado a las ideas de la época.

Quizás esto choque con sus obras dramáticas, todas ellas teñidas de fuertes dramas, pero a las que solía aportar algún personaje con intervenciones humorísticas, e incluía su idea sobre un futuro lejano, bastante acertado en cuanto a algunas realidades de hoy día, como la destrucción de la naturaleza. Así como también solía incluir un médico bebedor que hablaba de frente.


Lo que más caracteriza a Chéjov es la apariencia de que en sus obras nunca pasa nada, dan la impresión de ser lineales, hasta un final bastante devastador. Sin embargo, como os digo, es una simple apariencia con la que se queda quien lee sus obras por encima, porque, puedo aseguraros, como humilde estudiante de arte dramático, que a los personajes chejovianos les pasan muchísimas cosas. Las obras de Chéjov son como una cazuela de agua puesta en un fuego lento hasta que hierve, como una botella de champagne cuando la agitas y la quitas el tapón. Hay algo en esos personajes que se va encendiendo por dentro.

Quizá yo no sea objetiva porque adoro a este autor y sus personajes. Pero es, seguramente, esa humanidad que todos muestran lo que más me atrae de ellos; sus conversaciones, aparentemente de “besugos” o sus incoherencias personales.

En fin, es un autor cuando menos interesante y que merece la pena conocer.Si os apetece saber más de su obra teatral os recomiendo: “El jardín de los cerezos”, “Tres hermanas”, “Tío Vania” y “La gaviota”.


Espero hayáis disfrutado de esta pequeña incursión en el teatro más conocido del Naturalismo, y pueda contaros más cosas pronto.

Un saludo.

Claudia Bustillo Martínez

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