14 de febrero de 2009


“Ed Gein tenía dos caras, una que enseñaba a sus vecinos y otra que sólo mostraba a los muertos” Stevens Point – Daily Journal 1957


Edward Theodore Gein nació en Agosto de 1906, en La Crose, un pueblo de Wisconsin. Vivía con su padre, una figura débil en el matrimonio, que cuando se emborrachaba pegaba a Ed y a su hermano mayor. Su madre, Augusta, fanática religiosa y dominadora, controlaba toda su infancia; para que sus hijos no se convirtieran en unos hombres lascivos, alcohólicos o ateos, como el resto de los hombres, empleaba una severa disciplina, imponiendo castigos, leyendo sermones, etc. Además intentaba evitar en la medida de lo posible que se relacionaran con otras personas, puesto que para ella todos eran malas influencias. En 1940 muere el padre, y su hermano empieza a oponerse a los mandatos de la madre y a cuestionarla, hasta que muere en 1944 en extrañas circunstancias mientras apagaba un fuego con Ed. A finales de diciembre de 1945 muere su madre, dejando solo a Ed tras 39 años de sobreprotección, con un retraso emocional y social considerable, y un descunsuelo “consolable”.
El carnicero de Plainfield
Tras la muerte de su madre, Ed realizaba pequeños trabajos para los vecinos de Plainfield, entre los que destacaba el cuidado de niños. Como confesaría años después, continuó comunicándose con su madre tras su muerte; según él, la hablaba cuando se iba a dormir. Empezó ha visitar el cementerio por la noche para desenterrar cadáveres la misma noche en que habían sido enterrados; se llevaba el cuerpo entero, o los trozos que le interesaban, puesto que quería convertir su granja en un museo de los horrores.

En Diciembre de 1954 Ed fue al bar de los Hogan, donde regresó a la hora de cerrar con su viejo rifle y disparó a la camarera, Mary Hogan, la arrastró hasta su camioneta y la transportó a su granja; allí moriría. En Noviembre de 1957 fue a la ferretería de Bernice Worden, compró anticongelante y disparó a la dueña; después se la llevo a su casa. En el libro de cuentas Bernice apuntó como último cliente a Ed Gein, lo que propició su detención por parte de la policía. Las víctimas de Gein y muchos de los cadáveres que robó tenían “casualmente” cierto parecido a su difunta madre. Durante este período Ed Gein se travestía y salía fuera de su casa en luna llena.
El museo de los horrores
Cuando la policía fue a la casa de Ed no podían ni imaginarse lo que les esperaba allí. La casa estaba llena de basura, moscas, herramientas oxidadas, revistas de terror y pornográficas, libros de anatomía… Descubrieron el cuerpo de su última víctima (Bernice Worden) colgado del techo, decapitado y abierto en canal; la cabeza y el corazón fueron encontrados en una caja. En su habitación tenía auténticas cabezas humanas colgadas, además de máscaras hechas con tiras de piel facial y una calavera en cada esquina de la cama. Y la cosa no acaba ahí: poseía una caja llena de vaginas humanas, otra de narices, un collar hecho con pezones..., y las pantallas de las lámparas, las fundas de los cuchillos y el tapizado de una silla estaban hechas de piel humana curtida por él mismo. En la cocina aparecieron cráneos cortados por la mitad que utilizaba como cuencos para desayunar. Sus piezas más importantes eran un chaleco que incorporaba senos y un pantalón de piel, con los cuales Ed se transformaba en mujer.

Una de las habitaciones estaba intacta; era la de la madre de Gein, la cual, como él confeso, le pidió, después de morir, que tapiara la puerta para que todo permaneciera como ella lo dejó.

La casa fue quemada por algún vecino que no quería que se convirtiera en un auténtico “museo del horror”; la furgoneta con la que transportaba los cadáveres se salvó y fue vendida a un feriante.

Ed decía que nunca había matado un ciervo, aunque alguna vez invitaba a sus vecinos a comer venado. También dijo que la carne del ser humano tenía sabor a cerdo. No mantuvo relaciones con muertos porque, según decía, olían mal. Incluso se le pasó por la mente castrarse y hacerse el mismo un cambio de sexo... Ed Gein fue condenado a ingresar en una institución psiquiátrica; sólo se le culpó de la muerte de dos personas, aunque confesó haber robado nueve tumbas. Pasó sus últimos años siendo un paciente modelo que no causaba ningún problema, hasta que murió en el verano de 1984. En la actualidad tiene un club de fans formado por personas de todo el mundo.

Influencia de Ed Gein en el cine

Este caso hizo que la gente desconfiara de sus propios vecinos, lo que dio alas a los cineastas americanos. A partir de entonces los personajes de las películas ya no venían de lejanos países, como Drácula o la momia, sino que el enemigo estaba en casa... Tres películas que dieron lugar a tres sagas de terror, y se convirtieron en grandes clásicos cinematográficos, fueron:

- “Psicosis” (1960), basada en la novela “Psicho”. El personaje de Norman Bates está basado en Ed Gein; se puede apreciar en la relación de amor-odio con su madre, incluso después de morir, así como en la amnesia que sufre después de cometer los crímenes.

- “La matanza de Texas” (1974). El personaje Caradecuero lleva una máscara hecha con trozos de piel humana; los hechos suceden en una casa alejada del pueblo, la cual estaba decorada con restos humanos extraídos de tumbas; y los cuerpos cuelgan de ganchos como si fuera una carnicería. Un notable parecido, ¿no?

- “El silencio de los corderos” (1991), basada también en una novela. El personaje Bufalo Bill mata féminas para curtir su piel y hacerse un traje de mujer destinado a extraños rituales de travestismo.

También la vida de Gein ha sido llevada al cine de forma directa: “Deranged” (1974) -aunque cambian nombres, lugares y hechos-, “Ed Gein” (2000) y “Ed Gein, the butcher of Plainfield” (2007).



Juan Carlos Segundo

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