7 de octubre de 2010

Arte...

Entre trajines de trasiegos convergentes

un ser que debería servirse en esta vida

al igual que existe noche y día

y llegar cual rayo hasta la gente.

Preso, a fe, en campos de cemento

vive el arte, como ser, sin ser sabido

entre cortinas de sueños escondido

velando, cual tesoro, su lamento.

Intenta hallar un plan con fundamento

acumulando a la par planes fallidos

dibujando en la pared lares floridos

poniendo por testigo el firmamento.

Y furia, y paz, y desconsuelo

llena con calor manos vacías

y desprende sentimiento a manos llenas

para ocupar, después, estanterías.

Solo siendo nadie con pasiones

consigue ser algo con sentido

para ver, oír y ser leído

y sentir sin temor sus expresiones.

Carece, este ser, de condiciones

que dicten con detalle el nacimiento;

solo fluye raudo en su momento

contagiando hasta enfermar los corazones.

Inmortal como un ángel caído

deja la huella inconfundible del artista

rastro que deja cuando pisa

con puñales de ilusiones su camino.

Sara Conde

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