2 de junio de 2010

“Hipareta era una mujer discreta y fiel a su marido; pero sintiéndose infeliz en su matrimonio y viendo que Alcibíades frecuentaba a cortesanas extranjeras y atenienses, abandonó su casa y fue a la de su hermano. Como Alcibíades no le dio la menor importancia y continuó viviendo licenciosamente, ella se vio obligada a presentar la demanda de divorcio ante el arconte, pero no a través de un intermediario, sino ella misma en persona. Cuando acudió para hacerlo, según la ley, Alcibíades se abalanzó sobre ella, la agarró y la llevó de nuevo a su casa cruzando el ágora sin que nadie se atreviese a hacerle frente o a quitársela”

Plutarco, “Vida de Alcibíades”

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