30 de junio de 2010

El sol que deja de brillar

El día de hoy ha nacido extraño. El cuerpo dolorido habla de días pasados sin mucha trascendencia empero de mucho movimiento. No tengo ganas de leer, ni de escribir, ni de trabajar, ni de hacer nada… Sin embargo he tenido una ensoñación que me ha encantado. Me ha hecho soñar con universos infinitos en los que mi vida prospera. No es que lo envidie, pero sí lo deseo.

Estaba recostada en mi hombro. El sol se ponía frente a nosotros; se hundía en el inmenso océano que le da cabida perfectamente. Las olas rompían bajo nosotros y ella respiraba a mi lado. Yo estaba plácidamente meciendo mis pensamientos, todos dormidos; sólo se escuchaba una sensación de tranquilidad que algunos llaman felicidad. Qué suerte la mía viendo aquel inmenso sol irse a la cama, y mi chica, mi amada, yéndose con él a soñar…

No hay comentarios: